Dos lunas, son las que me prometí. Después de eso, mi corazón, mi
mente y mi alma estarían dispuestas a olvidarte.
Hoy es luna dos. Tercer olvido. Me queda claro, todoterreno.
Que coraje el que yo, sola, me cause. Si ya sabía de ese corazón tan
sellado y de esa palabra tan fuerte, incapaz de romperse frente a nada ni
nadie.
Sabía que en cuanto tomara la decisión, desaparecerías. De tu voz
misma llegué a escucharlo. Pero mi corazón, egocéntrico, esperaba ser la
diferencia; esa que te hiciera cambiar. Pero es tu esencia, no pudiste evitarlo,
y esta bien. Por un demonio que esta bien. Rápido y decidido, como siempre.
Yo en cambio, siempre necesite más tiempo para todo. En esta ocasión,
para cerrar mi corazón, no sin antes agradecer, agradecerte, todoterreno, por
la luz que me diste.
Luna dos, adiós.
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